viernes, 1 de octubre de 2010

"El Chamamé se baila así en el litoral argentino" (2da. edición)

La reedición del libro "El Chamamé se baila así en el litoral argentino", ed. Entre Ríos, 2010, es un sueño cumplido dos veces. La primera vez fue cuando salio en 2005 (primera edición), luego de un largo trabajo de campo y de acumular conocimientos, experiencias, documentación, entrevistas y nuevos amigos. La investigación cultural implica una gran aventura, pues la mayoría de nuestro acervo litoral se encuentra en la sabiduría popular oral. Trasladados de generación en generación, de abuelos a padres y de ahí, a los hijos, llegan con variaciones singulares hasta nuestros días.
Recopilar este abanico de conocimientos implica mucho tiempo y máxime cuando la corroboración es de base oral, pues cada personalidad pone su impronta en el relato, esto es lo que hace tan rica nuestras tradiciones. 
La música, la danza y el baile, son parte importante para mantener a resguardo las historias de nuestros antepasados. Allí permanecen guardadas identidades de nuestros pueblos dueños de la tierra, de la conquista, de las misiones, de las guerras civiles, de los esclavos africanos, ritmos que resuenan a continentes extraños pero que una vez que se arraigaron en nuestras tierras, se multiplicaron en nuevas melodías que ilustraron  y enriquecieron los ritmos de nuestro folclore. 
Pese a que la cultura no tiene fronteras legales, ni se impone por decreto territorial, responde a la impronta de la gente que la crea y la recrea, que le da su territorio de asentamiento. Es humano comunicar con dibujos, con gestos y palabras, pero las danzas, la música y la poesía comunican formas de pararse en el mundo, de darle forma a los sentimientos. Espacios territoriales que son compartidos por la población mundial. La música llena el espíritu de melodías que provocan cosas, que impulsan hechos como la expresión a través de la danza. Ese lenguaje que interpreta el cuerpo no necesita traducciones, se basta a si mismo para comunicar sentido. 
Por eso es muy importante para nosotros, rescatar la raíz de nuestras danzas. El sentimiento que le pone  el criollo de estas tierras, cuando un domingo, después de una fatigada semana de trabajo duro entre montes o esteros, se calza su mejor pilcha y se lanza al lugar del encuentro. Allí, con la característica mansedumbre que acostumbra a nuestra gente, se organiza con lo que hay, una musiqueada entre acordeones y guitarras, algunos se animan y cantan, otros porsupuesto, se lanzan a la pista a mostrar lo que saben y principalmente disfrutan expresar: Bailar. 
El baile es un goce del espíritu, nadie se lo enseña a nuestra gente, esto se aprende sólo. Como también aprenden las melodías los intérpretes de acordeones y guitarras; como también permanecen en la sabiduría del pueblo canciones anónimas que se repiten una y otra vez. Son las voces de la cultura, son las voces de lo que hace a nuestra vida. Por eso la importancia de rescatarlas y documentarlas, porque perdidas ya no habrá marcha atrás. 
En nuestro libro intentamos eso, rescatar y documentar para que no se pierda, pero principalmnte para que todo aquel que no es del litoral, sepa que nuestra cultura y tradiciones (desde el asado y el mate, a la música y la danza) son sinónimo de nuestra forma de pararnos en el mundo, no sólo la versión vertiginosa de un CD de moda.
Claudia García                    

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