martes, 17 de octubre de 2017

El Cuarteto Cordobés: Danza tradicional folclórica (¿?)

El Cuarteto Cordobés: Danza tradicional folclórica (¿?)
Después de una jornada de pre-Cosquín en una ciudad cordobesa en la cual participé como jurado,   donde se presentó una pareja en el rubro Estilizado, aplicando Cuarteto Cordobés con atuendo y puesta de una moderna performance apta para un Bailando tinelizado. Decidí abrir estas líneas con el ánimo de intercambiar con colegas del rubro; qué es lo que está pasando en nuestra IDEA de DANZAS y MÚSICA FOLCLÓRICA.  Luego de dar mi postura al respecto de este fenómeno socio-cultural regional y de ser atacada por un egresado del UNA, quien presentaba una carpeta con un TP de investigación basada en un "paste" de sus profesores de cátedra, quienes habían aprobado dicho material, dándole Entidad Folklórica; y ante lo cual, según su visión, lo habilitaba para que demande que mi postura dé por “aprobada su presentación en el certamen”. Ante mi argumento, que su presentación  "no se ajustaba al repertorio de música folclórica argentina"; fui atacada verbalmente, acusada de ignorante, cerrada y enviada a estudiar e investigar.
Propongo abrir el debate respecto de lo que varios académicos, principalmente pertenecientes a la UNA (ex IUNA) están planteando y aprobando en TP (trabajos prácticos) de nuevos licenciados en danzas folclóricas, que implantan un chip de “aires de ser los nuevos portadores de la sabiduría ancestral folclórica, atravesada por las modernas danzas y músicas como el Cuarteto Cordobés y la Cumbia Santafesina”. Dicho esto, debatamos para que (nos) repensemos en el significado de lo que nos aporta la ciencia folclórica a los que investigamos, aportamos, enseñamos y sobre todo pensamos, debe ser resguardado como material intangible de la cultura nacional y regional.

“El inglés Williams Thoms, piedra angular, inventor del término folk-lore, y el finlandés Julius Krohn le dieron peso académico a la disciplina. Para la segunda mitad del siglo XIX, el folclore era considerado ya una ciencia, que siguiendo el modelo las ciencias naturales buscaba descubrir, clasificar y ordenar especímenes, en su caso especies tales como cuentos, danzas, creencias y prácticas rituales. El medio donde se desarrollaban estos fenómenos era las “sociedades folk”, es decir pequeñas comunidades donde todos sus miembros se conocían unos a otros, donde la creación artística era anónima, los conocimientos se transmitían principalmente en forma oral, y donde la vida diaria seguía siendo regulada por la tradición y formas noindustriales de producción.
Con respecto a la relación de Folklore con Patrimonio Cultural Intangible podemos decir que el Folklore nace con Williams Thoms con esa concepción básica. Luego se separaron los conceptos por las diferentes corrientes filosóficas y epistemológicas que influyeron en los científicos involucrados en el estudio. Es decir, puede afirmarse que la investigación de lo que hoy se denomina patrimonio intangible fue históricamente desarrollada por la disciplina del Folclore, en una dirección muy similar a la que se observa en la mayor parte de las corrientes de pensamiento de preservación patrimonial en la actualidad. En los últimos años, pasó a utilizarse la denominación «patrimonio intangible, inmaterial y folklórico» para designar fenómenos que hasta ese momento se calificaban como folklóricos. Este cambio de nomenclatura, no implicó, sin embargo, una transformación en la dirección de las investigaciones, sino que éstas siguieron lineamientos similares a los clásicos, pero con una idea superadora con respecto a la definición de FOLKLORE.”

Prendiéndose de conceptos descontextualizados de la teoría original a la hora del análisis contemporáneo, se pretende justificar modas, más largas o más pasajeras, pero modas massmediatizadas que encuentran asidero en un complejo capitalismo consumista implantado en nuestro país desde el advenimiento de la radio 1920 y de los demás medios masivos de comunicación que sustituyeron toda herencia oral cultural, reemplazándola por difusión comercial capitalista, funcionalista al mercado que comenzaba a mundializarse. Transformarnos en una aldea global fue una función llevada adelante por la globalización de los contenidos y la cultura fue la vía elegida para penetrar todos los estratos sociales, culturales, religiosos y estados-nación.
 “En 1942 Cortazar propuso por primera vez su teoría del Folklore y, hasta su muerte en 1974, va madurando este concepto y ajustando la terminología a través de sus escritos aunque no varía sustancialmente su noción inicial (Cortazar 1942). Para definir al grupo social donde se produjo el folklore se sustentó en la noción de “sociedad folk” de Robert Redfield, quien la presenta como una comunidad homogénea, pequeña, aislada, autosuficiente, aferrada a tradiciones ancestrales y con tecnología simple. De este modo Cortazar determina de antemano, de acuerdo con la posición que el individuo ocupa en la estructura social, quién puede ser portador del folklore, con lo cual el fenómeno queda delimitado social y físicamente. Socialmente lo circunscribe a los sectores bajos, físicamente lo ubica en lo rural. Una vez circunscripto el folk precisa el lore, o tipo de manifestaciones que este sector puede producir y que abarca todos los aspectos de la cultura. Considera que estas manifestaciones son populares, colectivas, tradicionales, orales, anónimas, empíricas, funcionales y regionales. Define minuciosamente cada uno de estos términos, capaces de dar cuenta del objeto de estudio de esta disciplina, precisando sus peculiaridades distintivas frente a otros fenómenos sociales.”
Las inmigraciones trajeron consigo sus culturas, idioma y creencias pero en un contexto donde el medio de comunicación y de propagación era ORAL. La sobrevivencia y la resignificación eran y son un patrimonio cultural a resguardar porque están propensos a ser perdidos/reducidos o cambiados: por la falta de escrituras, documentaciones y de medios modernos para su retransmisión. Por lo tanto estas sociedades FOLK como se las denominó, son las que resguardaron la sabiduría de una época en que se gestaban identidades. Estas identidades, que calan profundo en las comunidades nos hablan de sus saberes ancestrales, de sus curas, de sus comidas, de su reculturalización y reterritorialización pre y pos hispánica. Su geografía, su tiempo-espacio, su cosmogonía son las que, traducidas al presente nos ayudan a entender que pasó y qué nos representa. La trasnculturalización aporta historia al presente pero hay que saber identificarla, armarla, traducirla desde los relatos y pistas del pasado oralizado, mucho que fue recolectado y filtrado muchas veces con una mirada cosmopolita institucionalizante, la misma que ahora pretende imponer modas como conceptos folklóricos. Si abrimos esta puerta, debe contemplar además todas las otras expresiones culturales, folk Punk, Rokero, Disco y la música nacional de corte popular que en los 60/70 tuvo todas sus resignificaciones/adaptaciones nacionales y su actual evolución en los sectores jóvenes, las tribus urbanas, la convivencia social y su función de identidad social/cultural.      
Si albergamos la idea de estas reconstrucciones de ciencia, donde las clasificaciones van asumiendo posturas modernas para hacer historia vaciada de contenido y solo persiguiendo ser un traductor de estructuras impuestas por la estrategia comercial de los contenidos culturales, tendremos que empezar a hablar de un nuevo folclore que incluya y que nos incluya como cultores modernos que demandan la incorporación al desarrollo de la ciencia folclórica de la massmediatización. Alejándonos de la idea base de rescatar y resguardar la cultura sostenida por generaciones que crearon identidades de apoyo y desarrollo en sociedades autosustentadas: traducido, sociedades que no necesitaban de un medio de comunicación como las nuevas tecnologías para saberse pertenecientes a una identidad social y cultural que las contenía.
Nos debemos un estudio de la evolución desde la aparición de aquellas Orquestas típicas y características (desde finales del 1800) y su subsiguiente evolución en los ritmos que se afincaron y practicaron en los espacios de clubes sociales y se transmitieron popularmente luego por las radios. Por consiguiente, las melodías y coreografías que animaban los encuentros sociales hasta la aparición de la música envasada. Era lo que ellas tocaban, la primer entrada de la masificación de lo urbano e internacional. Dictaban la moda y lo que estaba de moda en la gran ciudad o en el extranjero. Por eso necesitaban además, incorporar el repertorio regional folclórico, porque la sociedad rural o criolla o como quieran llamarle, quería escuchar su voz.  
Desde aquellas Salsas, Rumbas, Cha-cha-cha, Merengue, Cumbia Colombiana y Fox Trot hasta la actualidad, lo característico es el fogoneo/imposición de los medios masivos de comunicación en sus versiones de lo que “vende”. Sea Cuarteto Cordobés, Cumbia Santafesina, música disco, Rock and Roll con sus derivaciones o evoluciones al Pop y Rock nacional; en forma conjunta con el bolero y la consiguiente derivación en el flok romántico/melódico actual practicado por varios artistas del género. Y así podríamos seguir enumerando los nuevos ritmos/estilos y su evolución en el tiempo, que están en proceso de folklorización según el concepto elegido para explicar los fenómenos de prácticas social-culturales de un sector poblacional. Es más podemos agregarle las misas de ricoteras, la actualidad  del resurgimiento de la cultura caribeña.
Cabe preguntarnos si hay más que ¿sólo el acto de un encuentro atravesado por música y danza que identifica ese espacio-tiempo?    
A esto tenemos que sumarle que esta nueva, moderna y contemporánea expresión artística, vendrá a sumar danzas y sus investigaciones coreográficas y musicales que deberán aceptarse en cada certamen de música folklórica nacional, institucionalizada, difundida y categorizada por la comunidad folklórica pasarán al acerbo cultural nacional.
Cómo pasó en esta ocasión, deberemos jurarlas en un pre-Cosquín, tomando este festival como uno de los lugares de difusión folclórica, entendiendo este concepto como el lugar de la transmisión oral del pueblo en la que se trabajó, indagó e institucionalizó como lo perteneciente al saber popular, sostenido y mantenido por sociedades que sin mediar otro otra forma de transmisión que la ORALIDAD, lograron continuar identificándose con un cúmulo de creencias que los sostienen y contienen como miembros activos de esa sociedad. Que no necesitan explicación del porqué se hace algo identificado como creencia; o la enseñanza academizada o mediatizada por lo institucional de lo que se vive. El estudio de estos fenómenos y la explicación, estará atravesada por la ciencia folklórica que debe darse explicaciones epistemológicas de ciertos fenómenos extendidos, en contextos diferentes del de su propia creación, con la idea de difundirlos, rescatarlos o resguardarlos.
Pero en fenómenos massmediatizados, de exclusiva pasarela de la moda que los explica en sí y más allá de la reprogramación en el tiempo y en la perdurabilidad de las generaciones no es suficiente explicación bajo conceptos propios de una ciencia que pretende atender procesos de generación espontanea y transculturalizaciones grabadas en la oralidad que aún permanecen en la sociedad de origen.  Descontextualizar los conceptos que explican los Hechos Folclóricos, adaptando la perdurabilidad de toda expresión cultural a dos o más generaciones para tomarlos como tal, no justifica lo planteado y abre la puerta para tomar bajo este paraguas a todo fenómeno massmediatizado que haya atravesado por más de dos generaciones a los habitantes de una sociedad. Identificando los grupos de práctica deberemos tomar a las expresiones artísticas de las últimas décadas como en proceso de culturalización y aceptadas en su devenir local nacional, deberán formar parte del patrimonio y acervo cultural a resguardar en la Argentina.

Profesora
Claudia Liliana García

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