LA TRILLA
Hace unos años, una querida profesora de historia de Federal, Alicia Oviedo, me prestó un par de fotos de su familia. Entre esas imágenes geniales aparecía esta, de una trilla.
Inmediatamente me puse a analizar los componentes de tan inmensa postal de época. El Trabajo del Campo siempre fue un lugar de encuentro y colaboración, esto aún existe en nuestras zonas rurales, donde los dueños de los campos se conocen, sus familias son vecinas, se cuidan entre ellos y colaboran en los trabajos que demandan manos extras. Esto que hoy aparece como extraño, en un mundo individualista y mercantilizado al extremo, era moneda corriente en el campo, en las zonas rurales principalmente de mi provincia de Entre Ríos y de las vecinas hay varias historias parecidas.
Más allá de rescatar estas historias de otras épocas, pongamos especial atención en la cantidad de gente que se necesitaba para realizar una trilla o cosecha. 23 personas alcanzo a contar, entre algunos carretones tirados con tracción a sangre. Que lejos hemos quedado de esto, hoy una sola máquina y 2 o 3 personas, han reemplazado a toda esta mano de obra. No voy a entrar en los aspectos de medir qué pasó con esa gente que fue quedando fuera del sistema de trabajo del campo por el avance de la tecnificación, ni si fue malo o bueno. Sólo quería compartir y reflexionar juntos, lo que sucedía en estas juntadas de trabajo rural. Y en lo que eso generaba: el encuentro, la celebración y por supuesto la circulación laboral.
Imágenes del pasado para evaluar nuestro presente.
Claudia Garcia